Un ojo verde entre muros azules
Les contes d'Hoffman de Jacques Offenbach
Maravilloso. Delicioso. Les contes d’Hoffmann de Jacques
Offenbach fue estrenada en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona bajo la
dirección escénica de Laurent Pelly y la musical de Stéphane Denève con escenografía
de Chantal Thomas, creadora de una estructura de muros y escaleras de forma
cambiante y de un azul maravilloso donde resaltar cada una de las escenas de la
ópera fantástica compuesta por Jacques Offenbach con libreto original de Jules
Barbier basado en el cuento escrito por el mismo Jules Barbier junto a Michel
Carré y estrenada el 10 de febrero de 1881 en la Opéra
Comique de París.. Y la
fantasía se hizo realidad, incluso en la platea y cada uno de los palcos.
Todo empieza con la musa de la
poesía, enamorada de Hoffmann y al que da toda la inspiración, apareciendo en
una taberna de Nuremberg con la apariencia del estudiante Nicklausse. Intenta
convencer a Hoffmann de que olvide su amor por la cantante Stella. Hoffmann, ebrio, narra a sus acompañantes tres fábulas sobre tres
malogrados amores: Olympia, Antonia y Giulietta, las
cuales encarnan su amor por Stella. Así se desarrolla esta ópera fantasiosa que
Offenbach no pudo acabar del todo antes de morir, por lo que nunca ha mantenido
una estructura fija. Al final, Hoffmann acaba de nuevo rendido a la poesía y su
musa.
Olympia está magníficamente interpretada
por Kathleen Kim. El aplauso fue genérico y entusiasta tras “Les oiseaux dans la charmille", no
siendo Hoffmann el único que rindió su amor por la finalmente descubierta
autómata Olympia, ante el horror y la burla cruel de la muchedumbre. Antonia
tiene el don de una voz única y la desgracia de una enfermedad que de cantar le
traería la muerte. La estremecedora "Elle
a fui, la tourterelle" fue tan sólo una muestra de la delicia que
supuso escuchar a Natalie Dessay, que finalmente se deja tentar por el diablo y
canta. La puesta escena de Chantal Thomas nos remite durante este acto al mejor
cine del expresionismo alemán, tal como si el Doctor Caligari o Nosferatu
danzaran las delicias de Offenbach. Finalmente, Giuletta es una cortesana que
roba los reflejos de las personas, perdiendo así su alma. Tatiana Pavlovskaya
interpreta así uno de los momentos más esperados y especiales de la noche, la
barcarola “Belle nuit, ô nuit d'amour”. Y con ella todos nuestros sueños
emergen libres, satisfechos de rebosar felicidad al beber de las fuentes del
placer lírico y visual.
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Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía del Gran Teatre del Liceu. © Premsa Gran Teatre del Liceu
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