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LA TRAMPA DE LA NECESIDAD


Woo Ming Jin




L'Alternativa 2010
Festival de Cinema Independent de Barcelona

Este joven cineasta nació en Malasia pero ha cursado estudios de cine y televisión en San Diego, Estados Unidos. Su corta carrera ya ha llamado la atención de diversos festivales de todo el mundo con películas como Monday morning glory (2005), The elephant and the sea (2007) y The tiger factory (2010), su más reciente trabajo y justo posterior al presentado en la sección oficial de L’Alternativa 2010, Festival de Cinema Independent de Barcelona.

Woman on fire looks for water (2009) nos muestra el matrimonio como una solución económica en la vida. El dilema entre la convivencia por amor o por interés pensando en un futuro económicamente más estable se expresa en la distinta vivencia de padre e hijo, ambos vinculados al negocio familiar de la pesca. Mientras el joven se encuentra atrapado por su amor de siempre y las pretensiones de la hija de un empresario más próspero del sector, el padre sale finalmente en busca del amor al que renunció por cuestiones económicas. El suspense para el espectador está en ver al hijo irremediablemente atrapado en los errores que el padre está pagando en su vejez y que, quizás demasiado tarde, intenta enmendar.

La cinta se mueve entre la crudeza de las duras condiciones de vida de los personajes y el preciosismo naturista en unas imágenes donde los verdes intensos y los cielos llenos de matices parecen metáfora de la riqueza existencial de ser humano a la que se renuncia por el miedo a un futuro que no existe. El agua es también protagonista, como medio de vida y fuente de alimento, y como metáfora del fluir de sentimientos e intereses. El río que baña el verde que con tanto esfuerzo ha creado.

Parte de una selección oficial muy notable complementada por variadas secciones paralelas y merecidos homenajes a Alexander Kluge y José María Nunes, la cinta ha destacado en L’Alternativa como una propuesta muy personal que ha circulado por diversos festivales importantes como el de Rotterdam y el de San Francisco. Sólo llamamos futuro al espejo de nuestros miedos y acabamos atrapados en él perdiéndonos el verde horizonte del presente, ya pasado.