Del llanto al desaliento
Dice que se retira lo cual nos dejará un enorme
vacío. Béla Tarr es una de las mentes más lúcidas del cine europeo y en un
momento en que la muerte de Theo Angelopoulos nos ha dejado huérfanos de la
poesía y la crítica social, la anunciada retirada de Béla Tarr agranda esta
horfandad.
Su última película es The Turin Horse, ganadora del Oso de Plata-Gran Premio del Jurado y del premio Fipresci en la Berlinale 2011.
Una historia basada en una vivencia real del filósofo Friedrich Nietzsche se dice que el 3 de enero de
1889, cuando vio al conductor de un carro maltratar a golpes a su caballo en
plena calle porque éste, exhausto, se negaba a moverse. Según cuenta la
historia, Nietzsche no pudo evitar abrazar al animal llorando y la conmoción
fue tal que perdió el habla y la conciencia hasta su muerte, diez años después.
Béla Tarr se pregunta por la otra parte de la
historia, la del caballo y el carretero. Tarr se centra en la narración de la vida
del carretero, rodeado de miseria junto a su hija y el caballo, en una granja
en medio de un paisaje desolador y tormentoso, aislados y casi en las puertas
del apocalipsis.
La dirección de Béla Tarr basada en un guión escrito
entre el propio Tarr y László
Krasznahorkai, cuenta con el poderoso trabajo de Fred Kelemen en la dirección
de fotografía, la mejor traducción del lenguaje fílmico de Tarr como en las
anteriores Journey to the Plain, 1995, The Man from London,
2007. Director de cine y escritor, su trabajo es delicado y contundente a la
vez, sabiendo interpretar el paso de Béla Tarr como si de una maravillosa
pareja de baile se tratara. Lo mismo ocurre con la música a cargo de Mihály
Víg, también colaborador habitual de Béla Tarr en Damnation, Sátántangó,
de la que fue además actor protagonista, Werckmeister Harmonies y The
Man from London.
Estamos ante un nuevo
triunfo artístico del director húngaro, la soledad, la violencia interna fruto
del desamparo y la miseria del entorno, actuando como vasos comunicantes
irremediables que, mostrados con crudeza, nos devuelven a los fantasmas que
todos ocultamos en nuestra mente. Si se trata verdaderamente de la última,
gracias por todo lo que nos has dejado.
Texto de Juan Carlos Romero
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