Páginas


SUMARIO

PORTADA de Danny Willems 
de Monkey Sandwich por Wim Vandekeybus / Ultima Vez 

HOM

Wim Vandekeybus. Monkey Sandwich
Siempre la última

NAU

Ane Brun. Do you remember
Más allá de la memoria

Paula Bonet.                   Flors vermelles i indis de plàstics verds
Cielos internos
Colectivo Laboratorio. Hamletgrafía
Crecimiento personal
Lamont Sudduth. Presence of war 
Largos sueños

Cajón de Sastre. Miedos y otras fobias
Sílabas goteando
NUA

Jan Svankmajer
Conejos de arcilla





ENVERS

Auradrone. Bleeding edge
Hasta las lágrimas
Beach House. Teen Dream
Momentos irrecuperables

Marissa Nadler
Canciones viudas
ESBÓS

Déborah Heissler
Smorzando


Paula Bonet
Flors vermelles i indis de plàstics verds
Ana Paula Seltzer




Lamont Sudduth


Julieta Triangular
La danza de las arterias de carboncillo oceánico


BORN

Oremor Solrac
Suddenly
SIEMPRE LA ÚLTIMA

Wim Vandekeybus





Mi primera experiencia con la Cia UltimaVez, fundada en 1986 por el coreógrafo belga Wim Vandekeybus, fue a través de su película Blush (2005). La experiencia fue increíblemente satisfactoria. La música de David Eugene Edwards, corrosiva, turbadora y certera, fluyendo a través de los bailarines envueltos en rojos y negros o en ambientes de naturaleza salvaje, como abandonados a su propia deriva, cobarde e inevitable, me llevó a adentrarme en el arte creativo de Wim Vandekeybus. Blush es descrito en su proceso creativo por la propia Ultima Vez de la misma apasionante manera con que el espectador vive su visionado: “In May and June of 2004 Wim Vandekeybus shot a 52-minute feature based on his successful performance Blush.  Carried by the music of David Eugene Edwards and Woven Hand and with texts by the Flemish author Peter Verhelst, Blush is a dazzling voyage swinging between the heavenly landscapes of Corsica and the slummiest depths of Brussels. It is an exploration of the savage subconscious, of mythical forests, of conflicting instincts, of imagination, where the body has reasons unknown to the mind. In dance sequences of attraction, confrontation and repulsion the performers take on animal metamorphoses…”. Aquel viaje no fue mi última vez.

El año pasado Wim Vandekeybus presentó la obra Monkey Sandwich (2010) con la que la compañía está de gira a la vez que estrenan Radical wrong (2011). La primera que ahora nos ocupa es presentada explicando “in Monkey Sandwich Wim Vandekeybus does not restrict himself to set patterns. His work is a fusion of music, dance, theatre and film, and this time the focus is on the last. The 21-year-old Damien Chapelle stands alone on stage and interacts with the fictional characters in the film. Although the emotional impact of the images outweighs any anecdotal element, it is a story about a man who tries to do good but causes great evil. For Wim Vandekeybus, this is to some extent a return to his roots, since he started out as a photographer. Nevertheless, the evolution of his work runs parallel to his investigation into the new potential of the body. How does the body change in a specific context? How can you act if your only opposite numbers are on a screen? Monkey Sandwich was inspired by unforeseen events, sudden twists and a fragmentary narrative structure. Not a million miles from urban legends, in which, as in this ‘monkey sandwich’ story, the truth often evaporates into fantasy.”



Como en muchos de sus proyectos, Wim Vandekeybus vuelve a la plasmación bioscópica, presentando su coreografía en teatros junto a la filmación de una película. Ambientada en la música de Elko Blijweert, la obra se mueve entre la hilaridad  y la locura por el terreno de la mentira del mundo teatral, y de la creación artística en general. Él lo califica como un retorno a sus raíces en cuanto a su forma visual, pero un paso más en la evolución del lenguaje corporal. Y su Radical wrong ya está entre nosotros, como la primera vez, o mejor.








Texto de Juan Carlos Romero
Fotos de Danny Willems cortesía de Ultima Vez
MÁS ALLÁ DE LA MEMORIA

Ane Brun





Escuchando a Ane Brun resulta difícil no sentirse en un paraje nórdico navegando de la calma a la tormenta con inusitada naturalidad. Aprovechando su paso por Barcelona en febrero de 2010, tuve la oportunidad de caer en su tentación y entrevistarla en su camerino de la Sala Becool. De voz suave y mirada penetrante, Ane lleva consigo la rosa de los vientos y nos la convierte en canción conmovedora. Después de escucharla, nada vuelve a ser lo mismo. Y ahora llega con nuevos aires y nuevo single, Do you remember.


Partió de Noruega a Suecia, donde reside, pasando hace años y en diferentes periodos por Barcelona, donde siendo veinteañera perfeccionó un impecable castellano. Después, siete álbumes, premios, conciertos por todo el mundo y su propio sello, Balloon Ranger. Activista por la conservación del medio ambiente, recientemente actuó por la causa junto a Benny Andersson, mítico teclista del grupo ABBA, autores de algunas de las mejores canciones que jamás he escuchado y que desde aquí reivindico, Voulez-vous?. La intimista versión que interpretaron de su clásico SOS es estremecedora. Pero su contacto con grandes figuras no se queda ahí, pues durante la entrevista, encantadora y entusiasmada, exclamó “hoy me han confirmado que iré de gira con Peter Gabriel, ¡así que tienes una primicia! Seré una de las dos cantantes que lo acompañen junto a una gran orquesta de cincuenta músicos”. Y debemos añadir a la lista a Ron Sexsmith, otro enorme talento melódico rendido a la voz de Ane. Juntos cantan el tema Song No. 6  de su debut Temporary dive (DetErmine Records, 2005), también incluida en Duets (DetErmine Records, 2005) donde se rodea de colegas de la escena sueca, como Ellekari Larsson de The Tiny.


 Si puedo evitar las entrevistas no me pondré triste por ello”, me responde riendo tras preguntarle por las tareas de promoción. Lleva bajo el brazo su último directo Live at Stockholm Concert Hall (Balloon Ranger Recordings, 2009). ”No tengo preferencia por grabar en estudio o tocar en directo, son experiencias que se complementan”. Así, a los tres discos de estudio ya se añaden dos en directo, otro de demos y actuaciones con Rebekka Karijord, entre otros.

Abre su Changing of the seasons (Balloon Ranger Recordings, 2008) casi susurrándonos al oído “when I woke I took the backdoor of my mind and then I spoke”. “Hablo de cambios personales, cambios en mi interior” me cuenta, pero son muchas también sus referencias a la naturaleza pues “he crecido en Noruega y allí tenía el entorno natural a las puertas de mi casa”. Su cristalina poesía se muestra vibrante vestida en su voz. Una instrumentación cuidada y minimalista va acompañándola con una tremenda sensación de fragilidad. “I walked into love, I walked into a minefield I never heard of” mientras suena un chelo hiriente en The puzzle. Entre sus deseos, “me gustaría escribir sobre el cambio climático” sueña humilde.  Estremecen las voces que parecen surgidas del dolor mismo en “to let myself go, to let myself flow is the only way of being, there’s no use taking a step back”. Ane, eres la belleza amante. Vuelve pronto, singing queen.





Texto de Juan Carlos Romero
Fotos cortesía de Ane Brun

PAULA BONET

Cielos internos


© Paula Bonet




Cuando tras un paseo por las calles recién mojadas por una lluvia súbita y efímera, te alerta la soledad urbana, aquélla que te penetra en la osamenta del alma hasta el terror del aislamiento inesperado, a uno no le queda más refugio que su juguetería interna, la que se anda por las ramas pintando de rojos y azules los verdes de corazones propios y ajenos, reales o soñados, vistos y no vistos. Algunos lo llaman pasión, otros, muchos, ni siquiera han oído hablar de ello. Paula Bonet lo inventa a cada momento haciendo de su realidad un eterno lienzo en blanco donde hacer danzar los colores de su pensamiento.


Tener ante nuestras miradas las obras que componen su Flors vermelles i indis de plàstics verds es tocar el cielo y darse cuenta de que no existe, pero que podemos dibujarlo y sentir en durante el proceso poco a poco nos lo vamos creando dentro. En él bailan indios de plástico la danza de los cuatro vientos. Las voces se fugan con el eco dejando almas boquiabiertas. Los dedos se pintan los labios internos para soñar con las risas que nunca tuvieron. El color verde ya no lo es, pues nunca lo fue. Ahora es rojo, y de plástico azul. Nadie lo sabía porque Paula Bonet guardó muy bien el secreto que los señores cromáticos le susurraron al oído siendo ella tan pequeña que se fugó en un dedal de papel. Y con él ha llegado hasta nuestros días viviendo en su futuro, mucho más lejano que el nuestro porque es transparentemente intenso. Y verde, como sólo los rojos saben serlo.

No hay más bigote que el que no quiere serlo, diría un color pasando inadvertido. Paula Bonet pinta su imagen y semejanza, habla con flores en dos dimensiones como quien va a comprar el pan y regresa con lo puesto. Todo un mundo creativo donde perderse para volverse a encontrar completamente desnudo y con un color distinto en cada dedo, deseando que el mundo sea blanco para crearlo de nuevo. Una maravilla.

Texto de Juan Carlos Romero
Arte de Paula Bonet
CRECIMIENTO PERSONAL

Colectivo Laboratorio




En Argentina llaman colectivo a un autobús, y los artistas del Colectivo Laboratorio nos llevan hacia la parada de los rostros, allí donde la imagen y el ser se cruzan sin apenas reconocerse como propios. Sus propuestas teatrales siempre son de huella profunda, de aquéllas que te hacen abandonar en el patio de butacas algo de ti que creías importante para salir renovado, cargado de dudas con las que trabajar hondamente, como si de un nuevo cuarto de juguetes mental se tratara. Ahora presentan Hamletgrafía basándose en el gran drama de Shakespeare y de todos nosotros en el devenir de los grises diarios. Tras tres años de trabajo, actores del Laboratorio han desarrollado una pieza muy física y densa psicológicamente por su caída en el autoconocimiento para la posterior expansión del ser, o no ser.

Dirigida por Jessica Walker, la obra es un recorrido intenso que se nutre del talento desarrollado en la escuela de expresión corporal dramática Laboratorio ubicada en Barcelona. Es un proyecto destinado a la creación experimental en el teatro. En sus propias palabras “el trabajo corporal y el crecimiento personal dan forma al principio básico de este Laboratorio-Escuela: crear en esencia. Esto marca la vía de acceso para el encuentro del cuerpo, que es capaz de experimentar, descubrir y repetir un diseño corporal dramático y llevarlo a escena de manera rigurosa, poética y sincera. He ideado una formación, a través de los cuales aprenderemos juntos como se vive y se desarrolla este proceso creativo”.

Hamletgrafía representa un nuevo paso en su camino por la experimentación de cuerpo y alma. Partiendo del clásico, avanzan con sudor y lágrimas cayendo en pozos introspectivos de los que nadie sale indemne. Se refieren a Hamlet como “una obra infinita, una figura llena de huecos que cada uno llena con su propia vivencia de la vida. Es por eso, y por lo profundas que son las líneas que conforman esa figura incompleta, que Hamlet es una obra eterna”. Como esperemos sea eterno el impulso creativo de la experimentación en el que Colectivo Laboratorio navega sin miedo a naufragar.






Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de Colectivo Laboratorio
LARGOS SUEÑOS

Lamont Sudduth




Lamont Sudduth es un artista experimental que hace de la imaginación un terreno de exploración personal. Él define tal principio describiendo la imaginación: “Imagination is the beginning of creation. You imagine what you desire, you will what you imagine and at last you create what you will”. Y así ha ido creando un camino de expresión buscando hacer realidad sus deseos, sus sueños e inquietudes internas. La realidad no es sólo lo que vemos, también nuestra imaginación es real. Los sueños, por tanto, son reales desde que nacen hasta que mueren, a menudo demasiado pronto.

Lamonth Sudduth comenta su propia inquietud expresada en su obra reciente:“In todays post 9/11 world, a moment is needed to breath and reflect . Through my works encouraging deep thought and famous quotes are brought to life through the tension of color filled iconic form, expedited with metallic paints and charcoal. I believe the black line speaks clearly and is a carrier of universal language and strength no matter how curvilinear, straight, or whether used as random spatter”. A través de sus palabras, podemos emprender un camino imaginario por su obra, sin perder de vista que la experiencia y visión personales son las más cercanas a nuestra propia vivencia de la misma.

En nuestro número de mayo, Lamonth Sudduth presenta su serie Presence of war. Las marcadas líneas negras que él mismo destaca, emergen protagonistas en cada una de las piezas. En Air wars tales líneas me llevan a la frontera entre lo celestial y lo terrestre, pero también al límite entre lo sólido y lo etéreo, la fuerte contradicción de la aparente ligereza de un vuelo y la carga pesada de la violencia que puede llegarnos desde el cielo, aprovechando la distancia para destruir. La dureza de los límites, de lo enclaustrado, se muestra también severa en la pieza que da título a la serie, Presence of war. Figuras geométricas, alejadas del fluir de la vida pero fruto de la misma, marcan claramente su territorio, enfrentando vértices inflexibles. The long walk es todo lo contrario, fluida, curva, se contonea entre rojos y claros luminosos, pero sufriendo los tonos grises y las heridas del pensamiento violento.

Lamont Sudduth nos plantea la paradoja de quienes pretenden ver la vida como ente geométrico, la imposibilidad de cuadrar un círculo, de imponer una realidad que no existe ni en sus mentes, y del sufrimiento que causan con ello. La experimentación de su arte es la expresión de una vida tan real como lo son los sueños.

Texto de Juan Carlos Romero
Foto de Lamont Sudduth
SÍLABAS GOTEANDO

Cajón de Sastre





Érase una vez un club de sílabas entrelazadas en cuartos imaginarios. Sus horizontes eran curvas sin fin pintadas en verdes húmedos, como flores recién bañadas por la lluvia. En aquel mundo de palabras soñadas había una tienda de jabones artesanos. Si te bañabas con uno de ellos, la piel se tornaba infinitamente elástica dejando que los sueños dieran forma a su existencia sin límites abruptos ni convenciones elaboradas a mano y a máquina. Si escuchabas bien, aquellas sílabas te podían susurrar su verdad al oído como canciones corriendo bajo el título Miedos y otras fobias (Tsunami Music, 2011). Las sílabas se hacían llamar Cajón de Sastre y hacían de música y palabras su mundo ensanchado.



Un día decidieron hacer público todo su vuelco alfabético y entonado. Su nota de prensa describía tal universo como “un trabajo donde musicalmente encontramos nuestro propio lenguaje sonoro entre el pop melancólico, la pista de baile, los sonidos ochenteros y las atmósferas cercanas al trip-hop”. Y allí se reunieron todos los vocablos formando un enorme crucigrama en el mejor de los sentidos: el verso.

Una tras otra, sus canciones dibujaban días de lluvia a pleno sol. La chaqueta arrugada, Sílabas, Le club, Mínima, Niebla… Pero bajo los paraguas melódicos, la humedad no penetraba en los oídos huérfanos. Había más calor junto a sus sílabas que en el exterior repleto de marcos aguados. Y al acabar el concierto, todos nos fuimos con ellas y ellos, a romper verbos transitivos y jugar tan sólo con los copulativos. Ser o no ser no es parecer estar, sino la sala de estar del entendimiento. Y su disco, Miedos y otras fobias, el calor de ser un verbo.





Texto de Juan Carlos Romero
Portada de Brigitte
CONEJOS DE ARCILLA

Jan Švankmajer





Cuando descubrí al cineasta checo Jan Švankmajer, mi viaje a través del país de las maravillas que Lewis Carroll había dibujado en mi subconsciente cuando yo era apenas un niño, cambió para siempre. Las tazas de té volaron entonces por los aires mentales y los relojes, en manos de conejos blancos ávidos de un tiempo inexistente, se echaron atrás, abandonando los futuros predecibles, a golpe de minuteros imprecisamente alienados, para abrir puertas que nunca habían estado allí, aunque siempre estuvieron. Al abrirlas, un terrón de azúcar se disipó en un café amargamente cinematográfico.

Jan Švankmajer es una maravilla o una pregunta continua, según el cristal con que se mire. Escultor, cineasta, diseñador y poeta, señor del stop-motion  y las figuras de arcilla, director de actores y esqueletos de animales, su mundo parece no ser el nuestro, pero una vez dentro vemos que todos nacimos en él, como Jan Švankmajer mismo. Hra s kameny (1965), Rakvičkárna (1966), Et Cetera (1966), Historia Naturae (1967), Zahrada (1968), Picknick mit Weissmann (1968), Byt (1968), Kostnice (1970) o las más recientes Něco z Alenky ("Alice", 1988) y la más actual Přežít svůj život (teorie a praxe) (2010), son de un talento rebosante, sea en la animación como en el trabajo con actores reales.



Goza de un alto prestigio mientras trabaja en su próximo proyecto, una película ambiciosa bajo el título provisional Insects (Hmyz) basada en la obra de teatro Pictures from the insects life del también autor checo Karel Čapek, fallecido en 1938. La combinación de dos talentos tan dispares puede ser un seductor ejercicio para el espectador. Švankmajer se refiere al proyecto diciendo “this Čapek´s play is a very misanthropic, and I always liked it - bugs behave as a human beings, and people behave as insects. It also reminds one a lot of Franz Kafka and his famous Metamorphosis”.

Mientras esperamos la llegada del ambicioso proyecto, en su último trabajo, la película Surviving life (Přežít svůj život (teorie a praxe)) (2010), Švankmajer utiliza la animación de recortes de fotografías interactuando con actores reales. Se trata de un hombre casado que vive una doble vida en sueños en los que conoce a otra mujer. Fue premiado en la 67 Mostra de Venecia.




Texto de Juan Carlos Romero
Fotos de Jan Svankmajer
INSTANTES IRRECUPERABLES

Beach House





Una casa en la playa de la que nacen paisajes sonoros tan oníricos e intensos como los plasmados por el dúo Beach House no debería pasar desapercibida por mucho tiempo. En su homónimo debut, el dúo formado por Victoria Legrand, sobrina del compositor francés Michel Legrand, y Alex Scally, se declaraba Master of none aún mostrando una cálida exquisitez. En su segundo trabajo, Devotion, nos llevaban por tonos intimistas de una intensidad sobrecogedora advirtiéndonos de la necesidad de huir de las campanas de boda que suenan al ritmo de lo convencional. Ahora, su Teen dream suena algo más esperanzado, con algo más de luz desde los pequeños rincones donde se recogen para mimar su inspiración. La sugerente voz de Victoria y unas instrumentaciones sutiles aunando guitarras, percusiones y teclados que acompañan sus letras con la delicadeza que su fragilidad reclama, son un pasaje de difícil resistencia.

¿Qué representa para vosotros una casa en la playa?

V: Ser ricos y estar morenos.

A: Un lugar donde desaparecer.

Y ahora mismo, ¿en qué estación se encuentra vuestra Beach House?

V: En invierno.

A: Un invierno mezclado en buena medida con un paraíso extraño.

¿Buscáis siempre lugares aislados para crear las oníricas atmósferas que podemos escuchar en vuestras canciones?

V: Nos gusta escribir en nuestro propio mundo, sí. Es importante no distraerse para que las ideas florezcan.

A: A los dos nos gusta la comunidad y los amigos, pero resulta difícil escribir sin un lugar donde concentrarse.

La voz de Victoria y unas guitarras sutiles son el núcleo musical de vuestras canciones pero acompañados habitualmente por teclados. ¿Intentáis explorar nuevos sonidos para progresar?

V: Nos enamoramos de los sonidos que surgen de los teclados continuamente.  Siempre los hemos usado en nuestra música, desde el principio. Son parte integral de Beach House.

A: Queremos estar siempre en una exploración constante. Espero que nunca paremos de explorar, es una parte importante de nuestras vidas.




He leído en alguna publicación que Victoria formó parte de una banda de versiones de Led Zeppelin. Menudo contraste entre la banda británica de hard rock y vuestro sonido intimista. ¿Veis posible un sonido más duro en vuestros futuros discos?

V: Fue en el instituto, hace mucho tiempo. Quizá algún día me pareceré a Robert Plant.

A: Victoria es Robert Plant disfrazado.

Vuestro disco anterior, Devotion, parece un puñado de fotos invernales convertidas en sonidos. ¿El frío os inspira especialmente?

V: El mundo nos inspira, los sonidos nos inspiran, nuestros instrumentos. ..El frío no es tan inspirador. Es un buen momento para estar en casa y escribir mucho.

A: Me gusta la sensación de los aires cálidos.

La devoción está particularmente presente en los adolescentes y ahora cantáis un sueño adolescente. ¿Qué significó la adolescencia para vosotros?

V: Para mí, la adolescencia representó un crecimiento físico y ser más intensa mentalmente. Cambios físicos y hormonales. Es un tiempo obsesivo.

A: Pienso lo mismo.




Norway, por ejemplo,  es esperanzadora como la luz que podemos ver a través de la ventana que mostráis en vuestro myspace pero al mismo tiempo cantáis sobre un peligro del que debéis huir. ¿Pensáis que la vida es peligrosa?

V: La vida es radical y excitante. El peligro puede ser excitante. Norway es imaginativa y llena de fantasía. Siempre huimos de alguna cosa y corremos hacia otra.

A: ¡Muy peligrosa y muy excitante!

Silver soul es una canción muy evocadora con una sorprendente y envolvente guitarra. Como muchas de vuestras canciones, creo que es como estar en un salón de espejos en el que no puedes escapar de tus sentimientos. ¿Qué esperáis que la gente sienta con vuestra música?

V: Me gusta tu interpretación. Espero que la gente sienta como tú, tan intenso y lleno de imaginación.

A: Guau,  eso es tan terrorífico como el infierno. Sólo espero que la gente sienta algo intenso y real.

La intimidad es especialmente importante en vuestra música. ¿Qué tal la experiencia de tocar en directo?

V: Intensidad e intimidad al mismo tiempo es un buen logro. Dar muchos conciertos ha influido definitivamente en la intensidad de nuestra música.

A: Intentamos reencarnar la energía de la canción para llevar su sentimiento al público…Usaremos el escenario cada vez más en los próximos años.

¿Qué imagen os evoca el futuro?

V: Florida.

A: Palmeras rosas y moradas balanceándose mecánicamente al ritmo de una caja que suena como un bombo.

¿Y qué sonido?

V: EL sonido del agua saliendo del jacuzzi hacia la piscina. Ese pequeño momento cuando el agua sobrepasa los bordes.

A: El zumbido del aire.


Recientemente, Victoria ha cantado acompañando al grupo Grizzly Bear en temas como Slow life y Two weeks. Ahora sueñan con relajarse en aires cálidos mientras empiezan a llegarnos las primeras sensaciones de su último Teen dream. A cada paso su música suena un poco más luminosa, como su particular destino sureño. Pero estén donde estén, siempre parece como si allí donde ellos juegan no hubiera estado nadie antes. Ya las primeras notas de Zebra, canción que abre el disco, casi susurradas al oído por la delicada Victoria sobre los acariciantes arpegios a la guitarra de Alex, te envuelven en la sensación de que cada instante es irrecuperable. Una a una, van desgranando suavidad y dureza, alertándonos de la deriva común que jugando con fuegos fatuos convierte nuestras vidas en una pobre mentira. Ellos prefieren la intensidad de dos cuerpos estirados en la arena moviéndose en la eterna oscuridad. Y si puede ser en un jacuzzi, mejor.




Entrevista de Juan Carlos Romero
Fotos cortesía de Beach House