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NAU NUA ABRIL 2012 

SUMARIO 

PORTADA  obra de Natalya Serkova

HOM

Kraftwerk. Retrospective 12345678


ENVERS

Olga Zoubkova
Viviendo canciones
ESBÓS

James Coleman
Retrospectiva
Sanja Iveković
Sweet violence


Hans Haacke
Castles in the air

James Rosenquist
F-111
Kraftwerk
Retrospective 12345678
MOT in Catalan

Névoa
L'ombra
MOS



KRAFTWERK

Electrónica orgánica






El grupo alemán que definió la música electrónica a mediados de los años setenta llegando a lo más alto de las listas de éxitos en el Reino Unido con la canción Das Model /The Model en 1981, aunque había sido publicada en 1978 como parte del ya clásico álbum Die Mensch-Maschine, fue hace poco protagonista de una retrospectiva en el MoMA de Nueva York. Bajo el título Kraftwerk – Retrospective 12345678, los sonidos y obras visuales del grupo alemán fueron explorados cronológicamente. Cada jornada contó con la interpretación en vivo de uno de sus álbumes acompañados de visualizaciones en 3D y regalando temas adicionales revisitados.

El grupo surgió del encuentro de Ralf Hütter y Florian Schneider como estudiantes del conservatorio de Düsseldorf en 1970. En sus inicios su sonido incluía sonidos como flautas, órganos electrónicos, violines eléctricos y sintetizadores. Influenciados por la música experimental alemana así como por la escena artística del momento, su sonido fue creciendo a lo largo de sus tres primeros discos desde la improvisación incluyendo muchos instrumentos tradicionales como bajo, guitarra y batería, pero contando con la distorsión del sonido en dos discos, Kraftwerk (1970) y Kraftwerk 2 (1972) casi del todo instrumentales. Pero hacia 1973 el grupo empieza a incorporar drum machine en sus conciertos llegando a publicar el álbum Ralf und Florian (1973), con un mayor protagonismo de los sintetizadores y la introducción del vocoder. En 1974 llega el nuevo paso, último de la mano del productor Konrad “Conny” Plank. Titulado Autobahn (1974) es un gran avance en su sonido apoyándose en el Minimoog. El álbum tuvo un gran éxito comercial con lo que pudieron invertir en su propio estudio.

Por aquella época entró en escena el artista gráfico Emil Schult, quien dio una nueva imagen en las portadas de sus discos así como aportando letras en las canciones. Así llegaron las giras internacionales y un nuevo disco, Radio-Activity (1975). Junto a los nuevos miembros Wolfgang Flür y Karl Bartos emprendieron actividad frenética en la que ensanchaban los horizontes de la música electrónica en un momento en que la escena punk emergía con fuerza arrolladora. Pero el éxito de Kraftwerk era ya internacional gracias a unas melodías más pop alejadas de los instrumentales vanguardistas de sus inicios. En 1977 se publica Trans-Europe Express incluyendo un secuenciador de dieciséis pistas. Los pasos tecnológicos van a la par de los creativos, definitivamente, el pop electrónico se instaló en las mentes del público. The Man-Machine (1978) ya era el dominio del secuenciador por parte de Kraftwerk, llevándolo hasta la improvisación, secuencia tras secuencia o mezcladas. Un álbum vanguardista sin olvidar las melodías, incluyendo su gran clásico The model, el cual llegaría al número 1 en el Reino Unido tres años más tarde, curiosamente en la promoción del álbum siguiente, Computer World (1981).

El año 1983 traería el sencillo Tour de France, incluyendo sonidos de cadenas de bicicleta y respiraciones. Pero la crisis del grupo llegaría tras la menor importancia del percusionista Ralf Hütter y las dificultades de Flür con el resto del grupo, con la salida de este último tras el disco Electric Café (1986). Entonces, empezaron los cambios continuos de formación pero sin nuevos temas hasta el álbum Tour de France Soundtracks (2003) y ya a la espera del nuevo álbum en el que están trabajando. La máquina del hombre dibujando nuevas paletas de sonidos.

KRAFTWERK. RETROSPECTIVE 12345678. Clica aquí

KRAFTWERK VÍDEOS. Clica aquí

Texto de Juan Carlos Romero
Foto cortesía de MoMA, Museum of Modern Arts of New York
Todos los derechos reservados


OLGA ZOUBKOVA

Viviendo canciones





Olga Zoubkova es maravillosa. Compone música y escribe textos en ruso e inglés, además de arreglos para las canciones de sus músicos favoritos (¡sus versiones de Sting son tan hermosas!) y tocar con algunas bandas famosas y participar en diversos proyectos de arte. Dejó Rusia para vivir en Alemania donde trabaja con una de las mejores productoras discográficas. Recientemente Olga ha firmado contrato para la publicación de su nuevo álbum.

¿A quién consideras tu principal maestro en la vida?

Oh, he tenido muchos grandes maestros y los llevaré conmigo toda mi vida. En primer lugar, mi padre. Me enseñó tantas cosas desde que era niña y todavía ahora. Todo sobre la música y la vida misma. Él en sí mismo es un ejemplo de persona que vive plenamente, feliz porque hace algo que ama con todo su corazón. Así aprendí a vivir y ser feliz con lo que hago.

Habiendo nacido en una familia de músicos no tienes manera de salir de la música. Pero a veces ocurre que padres tan talentosos y dedicados, dan a luz hijos con intereses opuestos al arte. ¿Cuándo viste que la música era tu camino?

Lo entendí muy pronto. Mi madre era una maravillosa cantante de jazz. Mi hermano era una estrella del rock en Siberia y mi padre director de una orquesta de vientos infantil. Esta orquesta ahora tiene 26 años, dos más joven que yo. Cuando tenía tres años, mi padre me llevó a un ensayo de la orquesta y me dio un triángulo. Todavía recuerdo uno de los primeros conciertos; fue en el centro juvenil de mi pequeña ciudad. Me recuerdo a mí misma con el triángulo, tocando cosas terribles. Algo muy divertido de recordar.
Me llevó cierto tiempo saber qué significaba la música realmente para mí. Empecé a aprender a tocar la guitarra por mí misma a los trece años. Mi guitarra se convirtió en mi mejor amiga y todavía lo es.

¿Con quién has compartido escenario? ¿Cuál ha sido tu experiencia más inolvidable?

He tenido muchas grandes experiencias en concierto. Por ejemplo, los conciertos con Brendan Perry, la maravillosa voz de Dead Can Dance. Tocamos en Moscú y San Petersburgo en abril de 2010. O el World Music Festival en Usttu Huree, Tuvá, en julio de 2010…¡fue increíble! Tuve una gran energía de los más pequeños aunque no por ello menos importantes conciertos que hice con Artem Fadeev, que ahora es mi guitarrista favorito. Nos conocimos en Internet cuando yo vivía en San Petersburgo. Él vino desde Moscú sólo para tocar conmigo. Y aún tocamos juntos. Fue un gran placer compartir escenario con Svetlana Surganova y su maravillosa orquesta. Con mi querida Vera Polozkova fue también un increíble placer. Tuvimos una sorprendente simbiosis de poesía y música, junto a Artem Komissarov, un magnífico músico y manager. Como resultado de esta colaboración editamos un DVD, del cual estoy terriblemente orgullosa.

Algunas personas tienen que trabajar duramente su camino hacia sus sueños y conseguir éxito y reconocimiento. ¿Cómo ha sido el tuyo?

Nunca he pensado en el éxito, no es realmente lo que quiero conseguir. Siempre he querido hacer música. Tengo muchos otros hobbies que me gustan, pero nada me interesa tanto como la música. Es mi gran amor. Todo lo demás va y viene. Si haces algo con una gran dedicación, en algún momento empiezan a ocurrir cosas. Algo así como milagros que te llevan a la gente adecuada en el momento adecuado. Cuanto mayor es tu dedicación, más intensos son los milagros. No es que todo haya sido maravilloso y fácil para mí desde el principio. He ido haciendo mi camino durante años, también. Todavía es un camino que sólo intuyo. Sólo que ahora es un poco más fácil y placentero.

¿Cómo creas tus canciones para que suenen tan sinceras en el disco como en los conciertos?

Has de vivir tus canciones cuando las tocas. No puedo expresarlo de otra manera. Cuando vives la canción que cantas, no importa dónde está el micrófono, sea un estudio o un escenario.

Escribes en ruso e inglés…¿ Cómo lo haces? ¿Escogiste “nacionalidad”?

Escribo canciones para cierta gente. Todas son dedicaciones y confesiones. Mira, lo más reciente que he escrito es para un americano. ¿Cómo debo hacerlo? Por supuesto me gustaría transmitirle mis sentimientos de la manera más accesible, que es la música. Por otro lado debo hacerlo en el idioma que entenderán. Y así es, el amor define mi nacionalidad musical. No escribo mucho en ruso ahora mismo. Debería, pero más adelante.

¡Trabajas muy duro! ¿Tienes tiempo de dormir? ¿Qué te da tanta energía?

Dormir está sobrevalorado. Suelo dormir menos de cinco años. Y me suelo despertar a horas muy lejanas de las habituales. Eso me mantiene productiva.

¿Es fácil mantener el corazón abierto?

Oh, absolutamente. Cuanto más fácilmente lo enfrento todo, más fácil me resulta. Genial, ¿no?

¡Definitivamente! ¿De qué color te sientes ahora? Anímicamente…

Por fuera siempre negro. No me confundas con una mentalidad gótica. Por dentro hay sobre sesenta y cinco millones de colores.

Entrevista de Anastasia Stolyarova. Todos los derechos reservados
Foto cortesía de Olga Zoubkova
Olga zoubkova website www.facebook.com/OlgaZeeOfficial


PABLO ROSAL

Anita Coliflor





Nunca he sido un apasionado de la coliflor. Viajando por Europa he visto comerla cruda como aperitivo y ahí empecé a verla con otros ojos, o saborearla con nuevas papilas gustativas germen de altos jugos gástricos y bilis con las mejores intenciones. “Anita Coliflor”, escrita y dirigida por Pablo Rosal, es verdura con pies, cabeza y más de dos dedos de frente. Humor repleto de poesía, como sólo el verdadero humor puede estarlo, ambientado en un pueblo donde el pedir una cerveza puede ser un recorrido por el absurdo más hermoso que jamás se haya subido a un escenario. Bien es cierto que la realidad siempre supera la ficción, pero el teatro también es realidad que se nos planta de frente y, en ocasiones, con un talento y una elegancia que no debieran pasarnos desapercibidos. La sed aprieta pero no ahoga, y el talento nos salva. Había una vez un Círcol Maldà al que asomó Anita Coliflor.

Texto de Juan Carlos Romero
Imagen cortesía de Versus Teatre. Todos los derechos reservados

DAVID SELVAS

Hedda Gabler
de Henrik Ibsen



Henrik Ibsen para el mundo del teatro y la literatura en general es una de aquellas puertas tras la que uno se encuentra a sí  mismo y a los demás, cada vez bajo un prisma distinto, sutil y duro, siempre perfectamente perfilado. “Hedda Gabler” es la historia de una mujer que nunca renuncia a su deseo de controlar el destino de los demás y todo el juego que ello conlleva. Laia Marull regresa a los escenarios bajo la dirección de David Selvas, dando vida a un personaje que por no saber interpretar su propia vida tiene una influencia dramática y carente de cualquier moral en su entorno. El balance entre moral, autoestima y las expectativas se torna espejo para una sociedad, ahora y antes, que exige la renuncia a uno mismo como tarjeta de presentación. La obra del Lliure de Gràcia ya cuenta con un éxito rotundo.


Texto de Juan Carlos Romero
Foto de Felipe Mena. © Felipe Mena