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EL HAMBRE DEL EGO

Jan Lauwers




El debate entre arte y entretenimiento es largo y cansado. En él, los prejuicios afloran con sorprendente desvergüenza. Pero ante las creaciones de Jan Lauwers todo queda al descubierto. Los fantasmas quedan reducidos a meros polichinelas de la intelectualidad reinante, aquélla que sale corriendo como un perro en cuanto le lanzan el hueso del aplauso fácil cuando son ellos mismos quienes se aplauden pues los demás simplemente miran.

Jan Lauwers es un artista que no entiende de fronteras. Su formación plástica va tan lejos como su propia visión de la expresividad. Él toca todos los palos por su propio placer y para poder expresarse en libertad. De todo ello nació la Needcompany, compañía para un teatro que bebe de todas las artes y todas las lenguas. Pocos nidos de creatividad tan vigorosos y contracorriente se han dado en la escena teatral desde que en 1986 se fundó esta compañía en Bélgica.

El nombre surge de su propia necesidad: I need company. Creativo en la soledad y dentro del grupo, ha llevado sus trabajos al terreno de la literatura, la pintura y el cine. Junto a Grace Ellen Barkey, pieza clave con sus propias creaciones, fundan la compañía y todo ello converge en el teatro, la danza y la performance. Dos mentes, dos enormes talentos.

Pero antes de la Needcompany, en 1979 creó en Gante junto a otros artistas el movimiento Epigonenesemble que derivó en el Epigonentheatre zlv, siendo zlv zonder leiding van, en neerlandés, bajo la dirección de nadie. Muy relevante ahora que el mundo anda buscando nuevos líderes desesperadamente. Así, desde el inicio destacó en la renovadora escena flamenca de los ochenta llegando hasta la actualidad. Juego e interpretación mirándose cara a cara.

Ahora The art of entertainment (2010) lo lleva a saborear de nuevo la oscuridad. Needcompany muestra la muerte de un actor de carrera muy destacada en escena. Nuevo paso creativo para Jan Lauwers, esta vez hablando de las necesidades del ego. La obra nos muestra a un actor que quiere morir porque su memoria está llegando a su fin. La memoria es el alma sin la que uno no es nada. Decide entonces acudir a un reality show con millones de espectadores en todo el mundo llamado The art of entertainment para acabar en directo con su vida. Él quiere mostrar su propia muerte pero nos demuestra la decadencia de un mundo occidental que no ve más allá del ego.

De nuevo, la Needcompany nos enseña la otra cara del espejo con la fuerza de un mar incesante, como aquella C-Song que según Lauwers “está construida como una composición sensorial que despierta de una manera casi abstracta sentimientos muy concretos en el espectador”.



Texto de Juan Carlos Romero
Fotografías, primera de Phile Deprez, segunda de Miel Verhasselt