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LUCIFER, MON AMOUR


Kenneth Anger



“La naturaleza es fuente inagotable de visiones de la belleza y el poeta tiene que captarlas con su punto de vista personal”. De esta manera, Kenneth Anger hacía su declaración de principios sobre el arte. Director de cine incómodo y oscuro, es la encarnación del triunfo artístico del cine independiente norteamericano y un claro referente en campos tan diversos como el pop art o los clips musicales.

Unos primeros pasos en películas desgraciadamente irrecuperables, lo llevaron a jugar con fuego sobre aguas impregnadas de expresionismo alemán. Recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, la película Fireworks (1947) es, en sus propias palabras, la realización de su explosiva pirotecnia soñada: deseos flameantes de una mente libertaria ansiosa por expresarse. Fruto del trabajo de tan sólo tres días, Anger la proyectó como ejemplo de las posibilidades de la escritura automática como nuevo lenguaje fílmico para el triunfo del sueño. Su mosaico de simbolismos lo acompañará en toda su carrera: nazismo, sadomasoquismo, romanticismo, pornografía, surrealismo, ocultismo y homosexualidad. Curiosamente, los pilares de su obra acabarán por eclipsarla.


Después de las primeras pirotecnias, vendrán obras como la delicada Eaux d’artifice (1953) i la épica bacanal Inauguration of the pleasure dome (1954), convirtiéndose en una clara influencia para los jóvenes directores de la Nouvelle vague francesa como Jean-Luc Godard i François Truffaut.

Así, a partir de mediados de los cincuenta y, sobretodo, durante los años sesenta, mostró su lado más ocultista, con claras referencias a Lucifer como portador de la luz inspiradora y al uso del sexo y las drogas como medios para acceder a estados de consciencia superiores. Atraídos por estos mismos conceptos, colabora con algunas cabezas visibles del rock del momento, como Mick Jagger y Jimmy Page, para las bandas sonoras de algunas de sus películas alejándose de la música clásica que acompañó sus primeros trabajos.

Es con películas como Scorpio rising (1963), mirada anticipadamente pop sobre la estética motorista, Invocation of my  demon brother (1969) y Lucifer rising (1970-1980), hipnótica y mitológica, donde podemos ver el pleno desarrollo de su capacidad visual, huyendo de la narración literaria a través de una imaginación extremista nutrida de canciones pop que tanto acompañan las escenas como actúan de contrapunto.

Amante de mostrar el nombre Lucifer tatuado en su pecho, simuló su propia muerte publicando su necrológica en 1967. Su actitud provocadora y la edición de su libro Hollywood Babylon (1985), donde teñía de sordidez la vida de los protagonistas de la época dorada de la Meca del cine, ha dejado en segundo plano la obra de uno de los directores más innovadores de la historia.


Texto: Juan Carlos Romero
Fotos: Kenneth Anger